Un blog para nadie que no entre, y para todo el que salga de él.


jueves, 13 de enero de 2011

Poema de la Grecia inventada

No bailo porque esté contento, o triste...
sólo tiene que pedirlo mi ser ¡y ya está!
Vamos patrón, baile ¡baile!
Zorba el griego

Meses atrás sentí una hinchazón repentina en el espíritu.
Algo malvado y engañoso crecía dentro de mí. Como un grito tormentoso,
se expandió por cada largo que ví.
Nada.
De nada.

En todas esas horas no hubo risas, ni preguntas sin respuesta.
Algo extraño sucedió dentro mío, y como apareciendo tras la hondonada, el sol se puso tieso y dijo:
¡El cine no vale nada!

¿Qué tan grande estúpidez es esa Zacarías? ¡Tú!
Personaje imborrable de mi memoria, de mis días tristes, de las pelis de Azcona...
que nunca arropaste dentro de tí ninguna queja de la vida... dices qué ya nada puede hacerte llorar?
¿Que cosa malvada es esa Zacarías?

Días después... como respuesta a mi llamada aparece un dvd en mis manos:
"Un director griego a vigilar" - me advierte el sacerdote que lo posa triunfante entre mis palmas-
recuerdo éste, ahora místico, religioso en mi memoria, pronuncia lento...

Kinodontas
Kinodontas de mis días tristes Kinodontas
Kinodontas diálogos imposibles
Kinodontas
Kinodontas y Angelopoulus
Kinodontas
del cine griego Kinodontas
de Flaherty el esquimal
Kinodontas America, América
y con Elia Kazan Kinodontas
me hace comenzar Kinodontas

Porque hace tiempo ya que no consigo ver ni distinguir en el cine
entre las vistas del camino a la cumbre, de la propia cumbre al final del peñasco.

En las pantallas de cine todo sucede tán aprisa que la historia empieza y comienza por sí misma,
no hubo nunca principio ni final.

Todo es nudo eterno, que no da tiempo a hechar la vista atrás,no juegan con el intelecto, ya que las emociones se superponen, entrelazadas con prejuicio y entretenimiento.

Todo disparo es una explosión, un desengaño: una bola fuego... un beso en Toledo provoca en su cine la llegada de los artificieros.

¡Baila amígo! Porque el hombre se mira al ombligo.
Porque el hombre nunca estuvo más perdido de lo que lo ha estado por siglos.